Hoy sabemos más: intentemos frenar el contagio de COVID-19

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Hoy sabemos más sobre la COVID-19 que en la primera ola, pero aún siguen surgiendo numerosos casos, lo que ha llevado a decretar de nuevo el estado de alarma. En este contexto cabe recordar las medidas y pautas necesarias para intentar evitar la cuarentena informándonos adecuadamente de cómo tratar de evitar el contagio.

IDENTIFICA LOS SÍNTOMAS DE LA COVID-19

La COVID-19 es un tipo de coronavirus que afecta de diferentes maneras al organismo. Puede confundirse con la gripe o con un constipado común porque comparten síntomas. Los más comunes para COVID-19 son la tos, la fiebre y el cansancio. Este último puede permanecer durante varios días tras el diagnóstico. Otros síntomas pueden ser la pérdida del olfato o del gusto, diarrea o dolor de garganta, entre otros.

Muchos de los infectados pasan la enfermedad de manera leve, sin gravedad y sin más tratamiento que el reposo en casa, incluso algunos pacientes positivos no presentan síntomas. El problema es cuando el virus se complica y presenta cuadros más graves como la dificultad para respirar o la incapacidad para moverse o hablar. Estos casos más complicados necesitan el ingreso en las UCI de los hospitales, lo que provoca un colapso en el sistema sanitario.

¿CÓMO SE CONTAGIA LA COVID-19?

El virus de COVID-19 se contagia por el aire a través de las gotículas que desprenden las personas infectadas al hablar o toser. Estas gotículas pesan bastante y caen a las superficies en pocos segundos, a una distancia de 1 o 2 metros. Por ese motivo, se recomienda mantener una distancia de seguridad para evitar que impacten en otras personas.

Estas gotículas pueden caer en las superficies, cualquier herramienta o utensilio que manipulamos, e inconscientemente llevarnos las manos a la cara, por donde el virus puede penetrar a través de la boca, la nariz o los ojos. Por eso es tan importante una correcta higiene de manos con agua y jabón o geles hidroalcohólicos para desinfectar la piel.

Por otro lado, recientes estudios confirman que el virus también se puede transmitir por aerosoles, es decir, partículas que se desprenden al respirar en forma de humo y mucho más pequeñas que las gotículas. Al ser más livianas, llegan a más distancia y quedan en suspensión concentradas en el aire durante horas si no hay ventilación.

Medidas para minimizar las probabilidades de contagio

El virus está y, aunque no lo veamos, es difícil evitar el contagio porque una acción tan sencilla y vital como respirar puede generar la expulsión de partículas contagiosas. Sin embargo, existen medidas que disminuyen el riesgo al contagio, si todos las respetan.

Mascarillas

Posiblemente la decisión más destacada sea el uso de la mascarilla. Se ha convertido en algo imprescindible y necesario para salir de casa porque protegen a uno mismo y a los demás.

Las mascarillas evitan la expulsión de partículas al exterior para evitar contagiar a los demás, y también protegen a quien la lleva puesta porque cubre las principales vías de acceso, nariz o boca.

Existen distintos tipos de mascarillas: higiénicas, quirúrgicas o autofiltrantes. Cada una tiene un uso específico según la exposición a la que se somete. Más información en el artículo de nuestro compañero Juan Carlos Boo.

HIgiene de manos y superficies

Las autoridades también siguen insistiendo en la correcta higiene de manos y superficies para combatir el virus de COVID-19.

La higiene y desinfección de manos se puede practicar en menos de un minuto. Gracias a esta sencilla acción, se evita la infección de muchos virus y enfermedades.

La mayoría de espacios públicos aplica esta medida instalando dispensadores de gel hidroalcohólicos para garantizar la higiene de manos de todos los asistentes.

Aunque no es la principal causa de contagio, las superficies que están contaminadas y manipulamos pueden contagiarnos al llevarnos las manos a la cara. Se recomienda la desinfección de las áreas que más se utilizan como los interruptores, los pomos de las puertas o los teclados. Para ello, se utilizan toallitas desinfectantes, aerosoles o detergentes, incluso alfombras para evitar que entre la suciedad del exterior en las suelas del calzado. Consulta todos estos productos en nuestra tienda online.

Menos tiempo de exposición

El tiempo de exposición también juega un papel importante en la contracción del virus. Las partículas que expulsan las personas infectadas se van concentrando en el ambiente siendo cada vez mayor la carga vírica.

Contra más tiempo se esté en contacto con personas infectadas, más probabilidades de contagio hay.

Distancia social

Durante la primera ola de la pandemia, solo se había considerado la transmisión del virus a través de las gotículas. En cambio, recientemente y a partir del estudio de nuevos casos, se ha demostrado que el virus también se transmite por aerosoles, cuya expansión llega a más distancia. Respetar un distanciamiento mayor reduce el riesgo de contagio.

Medir esta distancia a ojo puede resultar complicado, o incluso a veces podemos olvidarnos de ello por las ya antiguas costumbres. La señalización ha supuesto una ayuda en el mantenimiento de esta distancia. Incluso se han creado señales y carteles específicos para COVID-19 que recuerdan la importancia de mantener la distancia, así como la correcta higiene, y los protocolos de actuación en lugares públicos.

La importancia de la ventilación en los sitios cerrados

Aunque se mantengan las medidas comentadas anteriormente, en lugares cerrados el riesgo de contagio sigue siendo existente.

Con solo respirar, ya se expulsa una cantidad considerable de partículas, suficientes para contagiar a una persona sana al inhalar, incluso a cinco metros.

En cambio, al poner más intensidad en la exhalación, por ejemplo, al hablar o al gritar, se multiplica exponencialmente el número de partículas infecciosas que se desprenden. Al hablar, se expulsan diez veces más partículas que al respirar, mientras que gritando o cantando, cincuenta veces más.

Expulsión de partículas
Expulsión de partículas según la intensidad de la exhalación.

 

También es importante tener en cuenta el tiempo de exposición; contra más tiempo esté la persona infectada en una sala cerrada, ya sea en silencio, hablando o gritando, más partículas potenciales de contagiar se irán desprendiendo.

Por ese motivo es tan importante la correcta ventilación. Las reuniones ideales serían en exterior, pero con las bajas temperaturas o en entornos laborales es más frecuente la concentración de personas en interiores.

La aireación se puede llevar a cabo con ventanas y puertas abiertas generando corriente de aire, o a través de equipos de acondicionamiento.

Si existe una buena ventilación, estas partículas infecciosas se van disipando, minimizando considerablemente el riesgo de exposición.

En un entorno laboral, por ejemplo, en una oficina, los trabajadores están obligados a llevar mascarilla y a mantener la distancia de seguridad entre ellos. Aunque el riesgo de contagio se reduce exponencialmente, sigue existiendo en un espacio cerrado sin ventilación. Si a estas medidas le aplicamos las corrientes de aire, se facilita que las partículas se disipen en lugar de concentrarse en el ambiente para que sea más fácil inhalarlas.

Probabilidades de contagio - situación AProbabilidades de contagio - situación BProbabilidades de contagio - situación CProbabilidades de contagio - situación D

Todas estas medidas son complementarias, no sustitutivas. En el contexto de pandemia y nueva oleada de casos, es necesario tomar aún más conciencia y respetar todos los protocolos de seguridad establecidos para intentar frenar la expansión del virus y que disminuya la curva de contagios.